Una tradición católica para el Adviento es celebrar durante los sábados de este tiempo litúrgico la Misa Rorate Caeli “de sancta Maria in Sábato”. Una particularidad de esta misa es ser celebrada a oscuras, sin luz ni del sol ni artificial: sólo la procurada por los numerosos candelabros en el altar y el presbiterio, y por las candelas que llevan los fieles en la mano.

La oscuridad nos recuerda la noche de los tiempos en que la humanidad tras la caída de nuestros primeros padres fue preparándose para la llegada del Salvador.

Las candelas encendidas son el símbolo del Israel creyente que aguardaba los tiempos mesiánicos.

Tradicionalmente se celebra "Ad Orientem" esta era la orientación tradicional de las Iglesias, hacia donde sale el sol. Cada amanecer la Iglesia canta el "Benedictus" que dice: "por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte". 

La Iglesia aguarda impaciente el gran amanecer del gran día de Jesucristo, día terrible y glorioso en el que nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.

Por último, estas misas tienen un gran sabor mariano, pues la gracia que perdimos por Eva nos fue devuelta en María, para que donde abundó el pecado sobreabundara la gracia y la misericordia de Dios.

Por eso terminaremos con una procesión claustral con la imagen de María, Reina y Madre de la Vida.